Programación

Flashback

Luis Enrique Schnefeld conduce Flashback, Clasicos y hits nacionales e internacionales de los 70, 80, 90 y 2000, biografias y datas. 1 hora diaria de Lunes a Viernes, 2 horas Sabado y 2 horas Domingo.

El Expreso

El Expreso - Los número uno de las 4 últimas décadas, estadísticas, data, comentarios de novedades tecnológicas, estrenos de cine en dvd, pop y rock, nacional e internacional... De Lunes a Viernes a las 12hs. - Sábados 21hs. y Domingos 18hs.

MUSICA - Rock Clásico e Internacionales

MUSICA - Rock Clásico e Internacionales - Sabados a las 23hs. y Domingos a las 20hs.

MUSICA - Rock Internacional y Clásicos

MUSICA - Rock Internacional y Clásicos. - De Lunes a Viernes a las 21hs..

Reproducir la radio online

Carta abierta a los hinchas, con motivo de la presentación de Drean Bolívar el sábado próximo en el Complejo Domeño

por Radio Federal

en Actualidad

oct. 14, 2011 18:45

Dicen que el fanatismo nunca es bueno, porque transgrede la visión de las cosas, porque las deforma, las exagera o las minimiza aún cuando son muy evidentes. Dicen que la pasión está fuera de toda lógica y que incluso puede ocasionar problemas en las relaciones sociales o familiares, como un fuego que no permite darle a cada cosa, su verdadero valor. 

Dicen, los que alguna vez se subieron a un para-avalanchas, que el amor por un equipo que los representa es un sentimiento único, similar al generado por la primera novia o incluso, por la madre. 

Ante tantas reacciones “anormales”, uno a veces se pregunta qué es lo que provocó que se alejara de un amigo, o de un familiar. Y con el paso del tiempo pareciera que ni siquiera la respuesta a esa pregunta alcanza. Simplemente se deja de lado. Sin embargo, son pocos los que se reencuentran y de ésta manera, se pierde algo. Un vínculo. Un sentimiento. La posibilidad de vivir más felices, tal vez. 

Cuando yo llegué a Bolívar, hace casi una década, me impactó el recibimiento inexplicable que un numeroso grupo de vecinos le daba a un equipo de veintipico de personas de un plantel, que desde arriba del micro quedaba absorto por el apoyo de quienes aún no conocían. Con el paso de los meses, y en cada llegada a la ciudad, me asombraba ver las vallas ubicadas en la esquina del hotel San Carlos para permitir la libre circulación de los jugadores hacia su lugar de concentración y en ese entonces, ni se soñaba con tener una sede donde esa misma gente que se agolpaba para lograr una sonrisa, un autógrafo, pudiera darle rienda suelta a su pasión. 

Ese sentimiento se potenció con los títulos, con los ídolos, con los viajes, las heróicas batallas, los anti héroes, la leyenda. También, muchos fueron los que se enojaron, se alejaron, se ofendieron, se marcharon. Así, el equipo se perdió de interactuar, motivarse, fortalecerse con aquello que lo había convertido en invencible. No hablo de los palazos de Pezao, Badá o Wallace. Hablo de su gente. 

Los rivales –recuerdo- siempre volvían a sus casas con esa sensación de que ante los doce jugadores y los miles de fanáticos no se podía ganar. Que era demasiado. Hablaban para sus adentros, que la única forma era generar una mística similar, una comunión que los elevara más allá de sus límites físicos para no perecer ante el Águila más grande. 

Decisiones, que se tomaron con la intención de hacer volar más alto a nuestra ave insignia y de buena fe, generaron controversias en los hinchas. Polémicas que debilitaron nuestro poderío se transformaron el algo más importante que el irrenunciable sentimiento de pertenencia por el club más representativo de nuestra ciudad. El mismo que hizo que en Europa, Estados Unidos, Brasil y en cualquier parte, ubicaran a Bolívar en el mapa sin equivocarse ni en una sílaba. Ese que nos llenó de orgullo, que nos hizo conocer amigos, que nos permitió conocer nuevos horizontes y festejar de forma alocada un título en la Plaza con Marcelo. 

Dicen que siempre hay una buena oportunidad para volver a empezar. Que cada día amanece una historia nueva. Un destino que podemos volver a construir. Seas radical, peronista, cristiano, judío, luterano, de Boca o de River, hay algo que te identifica. Tu origen. Tu ciudad. Tu camiseta. 

Te invito a volver a sentir eso que tanto te apasionaba. Te invito a acampar en las afueras del República de Venezuela. Te invito a juntarte con otros para ver cómo viajar a Tucumán. Te invito a mirar de nuevo al club como tuyo, más allá de lo que te digan o hayan dicho. Te invito a rodear a los jugadores, a apoyarlos cuando entrenan y las fuerzas decaen. Te invito a festejar los esfuerzos más allá de los resultados. 

Te invito a la presentación de “tu” Drean Bolívar, el próximo sábado a las 12 en “tu” Complejo José Domeño para recibir a los jugadores que te harán sentir orgulloso esta temporada.

Matías Rosa