Despuntaba diciembre de 2011, cuando Los Cohetes Lunares subían a un escenario por última vez.
En realidad, bajaban: era la esperada noche de David Lebón en La Vizcaína, y por quisquillosidades artísticas, o más bien, sonoras, los bolivarenses tuvieron que tocar 'de piso'. Si hubiera sido un concurso de bandas, tocar así les hubiera significado 'dar una ventaja' imposible de descontar. Por suerte esa noche sólo eran el canapé de entrada, el plato fuerte venía después. No fue el show que soñaban los Lunares y su público, pero así y todo se las rebuscaron para calentar la noche y despegar, hacia el final del breve concierto. Hasta podría decirse que el momento más caliente de la velada se vivió con ellos: David Lebón nunca conectó con la gente, ofreció un show frío y por momentos se lo vio malhumorado, al punto que se fue del escenario, y de Bolívar, sin saludar.
Ahora llegamos hasta acá para otra cosa: Los Cohetes Lunares cumplen veinte años, y por eso ofrecerán "20", el domingo 31 de marzo en La Vizcaína disco bar. Un año y un tercio de silencio ya es demasiado para músicos y feligreses, es tiempo de despegar otra vez hacia el firmamento rockero.
Para este viaje especial, la banda promete recorrer sus páginas clásicas del rock y el pop internacional de los setenta, ochenta y noventa, revisitar sus propias canciones y estrenar algo de material, dentro de su línea de siempre, no van a hacer un cover de Van Der Graaf Generator. Anuncian también la participación de algunos de sus ex integrantes, como el tecladista Juan Manuel Fagnano, la cantante Celia González Moncany y el legendario baterista 'Fratacho' Di Francisco, más algunos amigos entrañables, como el vocalista Facundo Mazzola, socio de Real en Supernova, el violero y cantante Julián 'Vasco' Ojinaga, algo así como el quinto cohete si se toma en cuenta que el cuarto sería Diego Peris, bajista estable del combo desde hace unos años, y el saxofonista Adrián Pérez Q. Como una suerte de frutilla de postre, también formará parte de este nuevo despegue lunar un amigo porteño de la banda, que ha provisto de instrumentos y equipos a Los Cohetes en diferentes etapas: Arnaldo Canusso (es de 9 de Julio), baterista, ex miembro de las bandas de JAF y Rubén Juárez, entre otros púberes de pecho.
Obvio que lo del 31 tiene un sabor especial. No sólo regresarán al escenario, sino que lo harán en el año del vigésimo aniversario lunar.
Jorge Eduardo Moroni, guitarrista y cantante: -Es así, tal cual. Veinte años desde que empezamos. En realidad, lo primero que hicimos fue en abril del '93, en la ETIN que organiza la Escuela Técnica. Aunque ya veníamos juntándonos desde un poco antes.
El grupo empezó como trío: Edu Real en guitarra, Jorge Moroni en bajo y voz, y Jorge 'Patita' Suárez en batería. Con los años, Moroni pasó a la guitarra, y se sumó Diego Peris en el bajo. Antes, el trío mutó en cuarteto, cuando el tecladista Juan Manuel Fagnano inyectó una alta dosis de vitalidad y glamour en la propuesta lunar, durante un par de abriles.
¿Qué significa para vos ser parte de esa noche?
'Patita' Suárez, baterista: -Será especial, no es un recital más. Aparte estará la gente que ha tocado con nosotros, más Arnaldo y los otros amigos que hemos invitado. Representa una inyección de vitalidad para tipos como nosotros, con un camino recorrido. Será una suerte de Viagra musical (se ríen, incluso ríe a boca llena la moza del bar, que justo pasa con la bandeja; es terrible cómo se ríe).
Apropósito: esta entrevista con el trío fundador de la banda se desarrolla un mediodía, en un bar céntrico de la city de las palmeras, como revelan las botellas de gaseosa y los pocillos de café que decoran la foto.
En estas horas, la banda se encuentra puliendo el material que ofrecerá el 31, lo que incluye clásicos y nuevos. No faltarán las gemas de Pink Floyd, como "Another Brick In The Wall" (siempre lo usaban para cerrar), ni de INXS ni de Chris Isaak ni de Los Beatles, ni tampoco el repaso por el cultivo propio, con "Después del camino" y "Ritual de blues", entre otras. En el renglón de lo nuevo, figurarán un set de temas de Creedence y otro de Rolling Stones. "Estamos buscando el sonido, no es fácil modelar el sonido adecuado a cada banda, cuando interpretás propuestas tan disímiles entre sí", explica Moroni.
Las rondas de ensayo se despliegan en donde siempre, la sala de Mitre 123 casi esquina Alvarado, la casa paterna de Edu, ya una mítica cueva del rock vernáculo. También realizan algunas sesiones en la sala "Nicola Di Bari", de Julián Ojinaga, enclavada en las bucólicas afueras de la ciudad. "Estamos muy entusiasmados. Nos juntamos de nuevo y la banda suena bien, instrumentalmente. Y lo estamos disfrutando mucho", remarca el guitarrista y cantante.
El recital será el domingo 31, ya madrugada del lunes 1 de abril, feriado igual que el martes 2, en La Vizcaína. Aún no ha sido fijado el precio de las entradas, pero será accesible para que vayan todos, avisan. No habrá banda soporte, porque los Lunares prometen un show "largo, de dos horas, bien montado, con buenas luces y buen sonido". Justamente, el sonidista a cargo será Miguel Pei, también músico, de Olavarría, conocido aquí por haber trabajado con varias bandas grandes que visitaron el boliche de Campos y Gayol en los últimos años, como Pier, Guasones y Lebón, entre algunas firmitas más. Además proyectan filmar el concierto, para editar durante este año un dvd y quizás un disco compacto.
¿Y para después? Finalmente estamos hablando de un show especialísimo, pero un show al fin, uno solo.
Suárez: -¡Un asado! (Ríen; 'Patita' es a esta altura del cálido mediodía una suerte de Cacho Buenaventura de la mesa lunar. Esta vez la moza no escuchó nothing, estaba tras la barra construyendo sobre la máquina de café el tradicional castillito de pocillos.) No, no sé, por ahora hemos puesto todas las fichas en lo del 31, luego veremos.
Moroni: -En realidad nosotros no somos una banda profesional que toca establemente, nos juntamos como se juntan amigos a tocar y pasarla bien, hacer canciones que nos gustan a cada uno y a todos. La idea es esa: festejar veinte años con la gente que nos ha seguido, con alguno nuevo que se incorpore, hacer algo bien digerible porque no pretendemos cambiar nada con este recital.