LA VIOLENCIA NO ES ESCOLAR, ES SOCIAL
La situación que se vivió hoy a la mañana y que involucró a alumnos de una escuela secundaria de la ciudad, no es un hecho aislado. Quien lo toma así, parece no ver el fondo real de la situación que se vive en la mayoría de las escuelas y que no sólo involucra a alumnos sino también a docentes. Quizás, este hecho, cobró mayor magnitud por las características del mismo; pero casi todos los días, se dan situaciones de violencia en las escuelas y en sus inmediaciones.
La escuela, como tal, es una entidad más dentro de la sociedad y no está exenta de estos hechos. Y cabe destacar que estos niños no son los responsables, sino que son víctimas de un sistema que no les ofrece prácticamente nada. La violencia excede lo escolar y se traspasa a todos los ámbitos.
Hace pocas semanas, se desarrollaron jornadas de convivencia en las escuelas y se debería hacer una mea culpa porque evidentemente el mensaje no llegó o no se quiso hablar, Desde las esferas de educación se plantea una cosa, que en la teoría es brillante; pero en la práctica es imposible de cumplir. Y hoy, nos lamentamos estos incidentes.
En las jornadas institucionales de las últimas semanas, se trabajaron diferentes temas inherentes a educación; pero no estaba entre los ejes temáticos el de la violencia. Insistimos que, desde la cúpula de educación, que es donde se toman las decisiones, se mira para otro lado.
Armar comisiones, debatir, hacer reuniones y demás, lo único que hará es “patear” el problema hacia adelante. Hay que actuar rápido, darle el lugar que los estudiantes se merecen, abrir los ojos, escucharlos, enseñar a actuar de buena manera, estar al tanto de lo que sucede fuera de las aulas.
El estado es responsable por la falta de equipos de orientación escolar, que son los que precisamente pueden atender, prever o intervenir con las familias, dentro del marco institucional, esta falta de equipos y designaciones es una falla del estado de que estas cuestiones no se atiendan tempranamente.
También señalar que la violencia la genera el propio estado por los recortes, el ajuste, con situaciones que la propia familia de los estudiantes y que los propios estudiantes están sufriendo, que no pueden llegar a fin de mes por la inflación, por los salarios de miseria, por la propia desocupación y por la poca o nula perspectiva de futuro, donde las familias más vulneradas expresan la bronca, la impotencia y las injusticias sociales de la manera más brutal.
Se acabó el momento de la palabra, los hechos violentos superaron todo límite y se sigue llegando tarde.