En los duros tiempos que le tocó vivir, Belgrano aprendió la dura lección que le dejaron los fracasos de Castelli en el Norte, el suyo mismo en el Paraguay, los viajes al exterior buscando un apoyo inexistente a la causa nacional que defendía: Debía reconciliar a la Patria (que para él eran todos los hombres, sin distinción de clases) con el sentir de la Independencia, y a ésta con los intereses de su gente. En definitiva, se trataba de crear Conciencia Nacional.
Y para ello acudió a una raza mezcla de política, religión, estoicismo y estrategia, que lo llevó a desobedecer órdenes del Gobierno para darle a la Patria, los triunfos de Tucumán y Salta que permitieron mantener en el patrimonio de los argentinos, a todo el norte actual del país…
Desobedeciendo, le dio a los pueblos de Jujuy y Salta, una Bandera Nacional bendecida por su Obispo.
De esta manera el pueblo y el ejército tenían un símbolo en común, algo que excediera el marco de las diferencias mezquinas o localistas... Así también consigue que todo un pueblo lo siga en un éxodo que pocos precedentes tiene en la historia, destruyendo todo a su paso para que no quedara nada que pudiera ser utilizado por el enemigo común...¡ el enemigo común ! consiguió dar otro paso adelante : ya había otra cosa en común entre el pueblo y su ejército...
Dentro de lo confuso de la situación, el concepto de la conciencia nacional fué, no cabe duda, más lúcido en Belgrano que en cualquier caudillo ya que éstos mantenían sus luchas civiles por el predominio de una provincia sobre otra, aún con el enemigo nacional en las puertas de la frontera del país, o incluso dentro del mismo como ocurrió con las invasiones a Salta y Jujuy que se produjeron mientras Güemes tenía ocupadas sus tropas en la guerra contra Tucumán (1819 y 1820) ...
Sólo Belgrano con su gran prudencia, abandonando todo cuanto pudiera significar ingerencia en los asuntos provinciales, contrayendo su gestión al objetivo básico de sostener la guerra contra los españoles y por la independencia, pudo evitar los roces y unificar en cierto modo las fuerzas. Y solo así, los pueblos del norte pudieron nuevamente volcar sus energías en el afán libertador y darnos las glorias de Las Piedras, Tucumán y Salta, de tanta significación posterior ya que permitieron asegurar las fronteras casi definitivas del país.
En Belgrano, sus miras nacionales le hicieron tolerar los arrestos de los caudillos locales, pudiendo así echar mano de los campesinos de la región y montar un ejército ordenado, disciplinado y nacional, que permitiría a San Martín, aprovechar los elementos positivos de la situación y tener cubiertas las espaldas para iniciar su gran obra libertadora a través de Chile y llegar a Perú, desde donde sus fuerzas pudieron llegar al Alto Perú para, junto con las de Bolívar, asegurar la independencia de Bolivia y, en definitiva la nuestra...
Rechazó halagos y premios, donó estos para hacer escuelas; defendió la educación pública como arma para luchar contra la anarquía; obsequió a la patria su fortuna personal, sus años, su salud, para que hoy podamos disfrutar de un territorio PROPIO; nos dio una Escarapela y una bandera para que pudiéramos identificarnos del resto de las naciones con sentido de PERTENENCIA…
Y murió, un 20 de junio, hace 192 años, olvidado de propios y extraños viendo como su patria se desangraba en luchas intestinas, pensando- tal vez- que tanto sacreificio habría sido en vano…
No en vano, San Martín escribía de Belgrano a Godoy Cruz, sobre la necesidad de nombrar un reemplazante para Rondeau a cargo del Ejército del Norte, que "...es el más metódico de los que conozco en nuestra América, no tendrá los conocimientos de Moreau o Bonaparte en punto a la milicia pero,créame que es lo mejor que tenemos en América del Sur... "
Adhesión de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Bolivar, en el 192° aniversario del fallecimiento del General Manuel Belgrano, y Día de la Bandera Nacional.
Julio C Ruiz Adriana Cisneros Miguel A Gargiulo
Presidente Tesorero Secretario